

El abrazo entre una madre venezolana y su hijo recién liberado de la megacárcel salvadoreña
"Se van a pudrir aquí, van a durar 300 años presos": Maikel Olivera recuerda el mensaje que repetían sus carceleros en la megaprisión de pandilleros de El Salvador, un "infierno" que culminó este martes al reencontrarse con su madre en Venezuela.
Olivera fue excarcelado el viernes junto a 251 compatriotas deportados de Estados Unidos a El Salvador, donde estuvieron presos cuatro meses. Venezuela los canjeó por 10 ciudadanos y residentes de Estados Unidos presos en el país.
Para abrazarse, madre e hijo debieron aguardar cuatro días. Antes hubo trámites, chequeos médicos y entrevistas de los repatriados con la fiscalía, que abrió una investigación contra el presidente salvadoreño Nayib Bukele por crímenes de lesa humanidad.
- "Golpes las 24 horas" -
Olivera llegó finalmente el martes a su barrio en Barquisimeto (noroeste), a unos 400 km de Caracas, de donde salió hace un año rumbo a Estados Unidos como tantos millones de venezolanos que emigraron por la crisis.
"Viví el verdadero infierno, eran golpes las 24 horas", recordó este hombre que cumplió sus 37 años en cautiverio. "Nos golpeaban por solo bañarnos", "no nos visitaban, ni (ofrecían) asesoría legal. Nada de eso".
"Yo pensaba que ya no volvía más a Venezuela".
En el barrio los vecinos salieron a recibir a Maikel con bocinas y aplausos. "¡Volvió, volvió!", gritaban al verlo bajar del carro de la Guardia Nacional que lo llevó hasta su casa, mientras sus familiares se le lanzaban encima y lo arropaban con una bandera.
"¡Volviste a nacer mi amor!", le dijo su madre, Olivia Rojas, mientras lo abrazaba y le cogía el rostro con sus manos, antes de apartarse unos centímetros para mirarlo detenidamente, incrédula.
- "Motín" -
En Maracaibo, a unas cuatro horas en auto de Barquisimeto, unas 300 personas, entre familiares, amigos y vecinos, recibieron a Mervin Yamarte, otro de los venezolanos liberados.
Unos lanzaban baño de espuma, otros aplaudían cuando bajó de un auto que lo llevó a casa.
Rompió en llanto al ver a su esposa, Jeannelys Parra, a su hija de seis años y a su madre, Mercedes, que lo recibió con un abrazo interminable.
"Era totalmente una tortura lo que estábamos recibiendo, tengo muchas marcas en el cuerpo", dijo a la AFP al llegar.
Ya dentro de casa, alejado del bullicio, compartió con los más cercanos parte de lo vivido.
"Los primeros 15 días hicimos un motín porque ellos querían abusar de nosotros", recordó. "Agarramos el pabellón por cinco o seis días, golpeamos con jabones, con lo que teníamos, se los lanzábamos a los guardias".
Todos escuchan absortos.
El fiscal venezolano Tarek William Saab presentó la víspera testimonios de algunos de los retornados como el de Andry Hernández Romero, maquillador y estilista de 33 años, que relató que fue abusado sexualmente.
Mostró igualmente imágenes de migrantes con moretones en todo el cuerpo y marcas de balas de goma. Uno tenía la boca rota, otro una cicatriz en el hombro.
Venezuela, no obstante, enfrenta asimismo denuncias sobre torturas a opositores políticos, a quienes no se permite contratar abogados privados. La Corte Penal Internacional (CPI) investiga al gobierno por delitos de lesa humanidad.
- La quema -
Mercedes Yamarte encabezó un movimiento de madres de migrantes venezolanos deportados y encarcelados en el Cecot.
Organizó protestas en Maracaibo, en Caracas, se reunió con autoridades, hizo giras de prensa.
"Estoy muy feliz de tener a mi otro hijo en casa, voy por el otro para que estemos completos", expresó Mercedes en referencia a Juan, de 28 años, que permanece en Estados Unidos y se muda de un sitio a otro para evitar ser detenido.
Ambos hablaron por videollamada. "Hermano, cuídate que eso está muy feo allá", le dijo Mervin, que viajó a Estados Unidos junto a su otro hermano Jonferson, de 22 años, en 2023 tras una travesía a pie que comenzó en la selva del Darién.
Un año después emprendieron viaje Juan y su hermana Francis, de 19, pero la joven dio marcha atrás en México.
Tras las redadas ordenadas por Trump, Jonferson huyó a México y volvió al país en un vuelo pagado por el gobierno venezolano. Juan ha dicho que quiere volver.
El ritual para cerrar este capítulo de pesadilla: quemar frente a la casa los jeans y shorts que usó Mervin en el Cecot.
O.Valdez--RTC