

Humoristas sudafricanos bromean sobre las afirmaciones de Trump tras la visita de afrikáners a la Casa Blanca
"¡Oh, blancos! ¿Todavía quedan? Hay que hacer que se sientan cómodos…". Tsitsi Chiumya, monologuista de 31 años, finge sorpresa en el escenario ante el público variopinto reunido en Johannesburgo para su espectáculo, una semana después de que algunos afrikáners fueran recibidos en Washington.
El presidente estadounidense afirmó que los descendientes de los primeros colonos europeos en Sudáfrica son perseguidos, pero sin aportar pruebas que respalden dichas acusaciones.
La copresentadora del espectáculo, Shanray van Wyk, habla afrikáans como lengua materna pero pertenece a la comunidad "de color", según la clasificación creada por el antiguo régimen del apartheid para designar a los mestizos.
"Quería postular ya que hablo afrikáans, pero fueron muy específicos", afirma con ironía señalando su color de piel.
Una ovación recorre la sala cuando Dillan Oliphant, otro comediante, lanza: "Cuando uno es privilegiado, la igualdad se siente como opresión".
"Aquí no hay ningún 'genocidio blanco'", afirma, desestimando la infundada alegación de Donald Trump según la cual "están matando a los granjeros" en Sudáfrica.
Los aproximadamente 50 casos al año, según el grupo identitario afrikáner Afriforum, son una pequeña gota de agua frente a los más de 27.000 homicidios anuales en el país.
"No se puede matar a los blancos… ¡viven demasiado lejos!", comenta Oliphant, en referencia a la geografía urbana sudafricana, aún profundamente marcada por la segregación racial del apartheid.
— Predispuestos al humor negro —
La vida cotidiana sudafricana, marcada por una criminalidad desbordada y desigualdades sin límite, hace que sus ciudadanos estén "particularmente predispuestos al humor negro", analiza el presentador Dan Corder.
"Es una reacción natural reírse del dolor y de lo absurdo: la corrupción endémica, los apagones, las carreteras destruidas y todo lo que no funciona", añade este conductor de un programa nocturno que dedicó varios episodios a polémicas surgidas en Estados Unidos.
A pesar del temor de que una reunión prevista el miércoles entre el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa y Trump degenere en un enfrentamiento como ocurrió con Volodimir Zelenski, esta visita en Washington es un "verdadero motivo de orgullo", según Corder.
"Es como ver a un padre impasible esperando a que su hijo revoltoso termine su berrinche. Promete ser divertido", recalca.
El humor es "una buena manera de descolocar a la gente y de responder a las afirmaciones ridículas" de Trump, considera el humorista Anton Taylor, muy activo en redes sociales.
Este videasta, con ancestros afrikáners e ingleses, produjo numerosos clips burlándose del supuesto "genocidio blanco".
En uno de ellos, visto más de 100.000 veces en TikTok, se burla del hecho de que su país produjo "los refugiados mejor alimentados y más ricos que el mundo jamás vio", en alusión a las figuras corpulentas del primer grupo recibido en EEUU.
"Al observar el estilo de vida de la mayoría de los sudafricanos blancos cuesta encajarlos con la imagen de un pueblo perseguido", destaca.
Solo 7,3% de los sudafricanos son blancos, pero poseen la mayoría de las tierras agrícolas. Su tasa de desempleo es inferior al 7%, frente al 36% de la población negra, mayoritaria, según estadísticas oficiales.
"La idea de que somos perseguidos es grotesca. Seguiré haciendo chistes para reforzar el hecho de que esto es solo una broma y debe tratarse como tal", afirma Taylor.
A.Jonsson--RTC